Por Leo Agusto, donador culposo

La noticia era terriblemente romántica, cincuenta rarámuris cayendo al vacío después de saltar de una barranca cualquiera en la inmensa sierra tarahumara en el estado mexicano de Chihuahua parecia una escena de la película La Misión traída a la actualidad mexicana. En las zonas urbanas de todo el país despertó de inmediato el sentimiento de culpa entre la mayoría católica. La solidaridad entre los mexicanos surge de manera tan sorpresiva cuando se trata de emergencias. También desaparece de la misma manera en que llegó. De nuestra cultura de protección civil nació la idea de establecer centros de acopio de alimentos enlatados, medicamentos, cobijas, agua embotellada, un mea culpa colectivo.

La Misión, trailer

El suicidio no está en la cosmogonía de la cultura rarámuri, en casos muy extremos caen en una profunda tristeza y deciden dejarse morir. Gran parte del norte de México tuvo durante 2011 la peor sequía en 70 años. Es el efecto de la inmoderada tala de bosques que provocó que dejara de llover en verano y que dejara de nevar en invierno.

Los rarámuris se enfrentan a una ruda situación cada año con el invierno y para colmo no permiten la ayuda de cualquiera. Pero eso no es nuevo, fueron los primeros misioneros jesuitas y franciscanos quienes pudieron entrar en contacto con los tarahumaras a mediados del siglo XV. Es decir, casi cien años después del inicio de la época de la conquista española de lo que hoy (des)conocemos como México.

Ese es el segundo problema: ¿cómo hacer llegar la ayuda la sierra tarahumara y otras tantas zonas en el norte del país? Porque no sólo en Chihuahua lo necesitan, en Zacatecas han muerto miles de cabezas de ganado por la falta de lluvias. No queremos que nuestro altruismo termine en manos de algún partido político y quieran intercambiar la comida por votos en el proceso electoral que ya corre. En el caso de los rarámuris se recomienda la Fundación Tarahumara Llaguno y La Comisión de Solidaridad y Derechos Humanos, AC.

La hambruna en la sierra tarahumara no se resolverá con colectas o coperachas, si acaso se atenderá esta contingencia pero el año siguiente nos volveremos a topar con esta situación. Sorprende la indiferencia histórica del gobierno de Chihuahua que le explota este problema en las manos como tantos otros; los feminicidios en Ciudad Juárez, la inseguridad en todo el estado. Pues bueno, la página cde la Comisión Estatal de la Tarahumara del Gobierno de Chihuahua  es un desastre, por citar un ejemplo; el apartado dedicado a «¿Cómo ayudar?» está en blanco. Se necesitan programas de integración en el entorno vital, programas de formación e integración cultural, ayuda en la búsqueda de emplo y otras políticas que no están en la cabeza del gobernador César Duarte Jáquez.