Novela cumbre del realismo del siglo XIX publicada en 1857 que nos muestra la vida y su drama en las altas esferas de la sociedad francesa después de la revolución de 1789 y al gobierno de Napoleón.
Charles Bovary sueña con un amor perfecto y Emma con una vida perfecta llena de lujos y privilegios. Es ahí donde sus corazones hacen un forzado clic que los lleva hasta el altar.
El amor no llega a casa de los Bovary ni con amantes, el creciente vacío no se llena ni con las deudas contraídas por Emma para mantener una vida de inmerecidos lujos.
La historia termina con un suicidio, verdades que salen a flote y la horfandad de la pequeña hija de ambos.
En la actualidad encontramos un paralelismo en la asambleísta Alejandra Barrales que parece estar empecinada en ser la próxima jefa de gobierno del Distrito Federal. Al igual que Emma, Alejandra se pasa buscando la vida en otra parte. Piensa en su forzada carrera política. Quiere pilotear un avión pero sólo está capacitada para atender a sus pasajeros. Lejos de la idea de gobernar, piensa que el carisma la llevará a despachar al Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
No sabemos cuánto ha gastado la asambleísta Alejandra Barrales en atascar de mantas con su imagen las principales esquinas de la Ciudad de México. No conocemos de otros gastos o deudas que ha contraído la perredista en busca de su inalcanzable fin. Pero es sabido que el gallo de Marcelo Ebrard para relevarlo en la jefatura de gobierno se llama Mario y se apellida Delgado.
Es evidente que el capital político de Barrales probablemente le dé para ser la próxima jefa delegacional en Cuauhtémoc. Esperemos que su afán no la lleve al suicidio, político. Claro está.
Comentario hecho Noticiero Al Instante de Radio Capital, 27 de mayo de 2011.