Más política y menos prozac, titularía yo esta entrada del blog, pero mis otros dos «yo» me mayoritearon, ese es uno de los inconvenientes de la tripolaridad participativa. Al menos con la bipolaridad resulta más democrático el volado. Así no es puede, me cae.
Trascendió de Milenio Diario, publicó el chisme:
Que cada vez es más común escuchar a panistas y funcionarios del gobierno federal preguntar “¿Qué onda con Germán?”
La pregunta tiene su origen en los constantes arranques del presidente del PAN, Germán Martínez. “Parece que siempre está enojado”, dicen algunos de sus colegas y colaboradores.
Inclusive el presidente Calderón ha tenido que bajarle los humos. En Los Pinos no gustó que hace unas semanas, Germán se lanzará por la libre descalificando el entonces probable diálogo con el EPR, ni tampoco su belicosidad en el primer día de los foros sobre la reforma de Pemex.
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Eso es protagonismo y del barato, ahora que todo está tan caro deberían apreciar un poco más al líder del PAN y no ser tan duros con él, que a veces quiere ser como Castillo Peraza pero le aprendió poco, la ósmosis no funciona a la hora de cargar el portafolios.