Analistas fustigan al ex presidente sobre la década perdida; es un cuarto de siglo que profundizó el abismo entre ricos y pobres, indican

JUAN ARVIZU
El Universal
Lunes 12 de mayo de 2008

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La década perdida de la que habla Carlos Salinas de Gortari, en realidad ha sido un cuarto de siglo de desastre económico, del cual el ex presidente es uno de los promotores. Con eso, profundizó el abismo entre ricos y pobres, señalan analistas.

El ex presidente Salinas, en su libro La Década Perdida, argumenta que un problema monetario manejado erróneamente, surgido semanas después de que concluyó su mandato, se convirtió en la peor crisis del siglo XX, lo cual quebró la marcha de la economía del país que iba viento en popa con un timón de liberalismo social, de modernización.

Desde que Salinas llamó “error de diciembre” a ese desastre financiero, que tuvo efecto de contagio internacional, transfirió las culpas de la crisis a su sucesor Ernesto Zedillo quien, a su vez, se defendió con un diagnóstico de insuficiencia de reservas.

La ruptura entre ambos significó la fragmentación de la nueva clase dirigente, simpatizante de las ideas de libre mercado de Milton Friedman. Ese núcleo manejó la economía mexicana desde el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988).

Mientras que Salinas denuncia que Ernesto Zedillo y Vicente Fox sometieron al país al castigo de las ideas neoliberales, el especialista José Luis Calva, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, expone que neoliberales han sido los sexenios desde Miguel de la Madrid hasta el actual de Felipe Calderón Hinojosa.

Sostiene: Salinas es uno de los fundadores del neoliberalismo económico en México, como secretario de Programación y Presupuesto de Miguel de la Madrid.

Es el economista de Miguel de la Madrid, quien es abogado. Es el líder de un grupo de tecnócratas, entre ellos José Córdoba, quien aplicó el ideario del libre mercado, y José Ángel Gurría, actual secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Esos neoliberales, agrega Calva, creen en lo que expone Córdoba, entonces jefe de la Oficina de la Presidencia, en sus famosas Diez Lecciones de la Reforma Económica en México, conocidas en un ensayo publicado en febrero de 1991, cuando ya habían transcurrido nueve años de aplicación, de retiro de apoyos al campo y a la industria.

Córdoba establece en su ideario: la prioridad fundamental debe ser el saneamiento de las finanzas públicas; evitar la indización de la economía; anclar los precios clave y los salarios nominales; renegociar la deuda externa; retrasar una total liberalización financiera; instrumentar rápidamente la liberalización comercial; desregular la economía; privatizar empresas; promover la inversión extranjera y mantener una política coherente.

Iban a crear una suerte de paraíso neoliberal, que resultó ser una utopía. Lo que ocurrió fue un desmantelamiento de importantes instituciones de fomento económico y el estancamiento del crecimiento nacional, refiere Calva.

“Tenemos un cuarto de siglo perdido para el desarrollo. Hay que recordar que en estos 25 años, mientras el Producto Interno Bruto (PIB) por persona en China crece 8% anual; en Corea del Sur, 6% anual; en México, 0.7%. Esto es obra de los neoliberales”, sostiene el investigador.

El politólogo Arnaldo Córdova, en un ensayo de junio de 1997, al revisar el legado de Salinas, consideró que ese sexenio, aparentemente exitoso, “se fue a pique” porque “el desarrollo basado en la miseria no puede ser en ninguna circunstancia una buena política”.

En 1993, casi la mitad de los mexicanos eran pobres o extremadamente pobres, y el entonces próximo acceso de México al primer mundo fue aplaudido, pero “era una ilusión y, peor aún, un vil engaño”, dice. “Si se puede hablar de ‘capitalismo salvaje’ (con Salinas), México lo experimentó en toda su extensión. Nunca antes había sido tan profundo el abismo entre ricos y pobres”. Carlos Salinas nunca supo cómo redistribuir el ingreso, y se fue sin devaluar el peso, por lo que “Zedillo, su sucesor, tuvo que pagar la cuenta”.

Calva dice que “ninguna economía se colapsa de la noche a la mañana, si no es que previamente se socavan sus bases”. Salinas dejó un país en el desastre.